Lo hizo en 1798, ciento trece años después de que el genial Isaac Newton (1643-1727) enunciara su Ley de Gravitación Universal (LGU) en 1685.
Y ciento ochenta y nueve años de que el gran Galileo enfocara su telescopio a los cielos. Cosa que hizo en 1609.
Lo sorprendente es que Henry Cavendish (1731-1810) determinó la masa de nuestro planeta sin ni siquiera salir de su casa.
Teóricamente partió de la LGU de Newton, que nos dice que "dos cuerpos
cualesquiera, considerados masas puntuales, se atraen con una fuerza que
depende directamente del producto de sus masas por una constante de
valor desconocido, y denominada hoy constante de gravitación universal (G), e inversamente del cuadrado de la distancia newtoniana entre ellas".
Una báscula de torsión. El equipo estaba formado por dos bolas de plomo de 30 cm de diámetro suspendidas por un caballete de acero y dos bolas más pequeñas cerca de las primeras y conectadas entre sí por un fino cable de cobre.
En esencia una báscula de torsión
está diseñada para medir el movimiento de torsión creado en un alambre,
por la atracción gravitatoria que ejercían unas bolas grandes sobre
unas más pequeñas, mientras se movían sobre unas poleas que las
mantenían suspendidas.
El problema estaba en que la fuerza de la gravedad era tan pequeña, que
cualquier factor no previsto podría falsear los resultados.
Por eso Cavendish lo dirigió por control remoto.
Como estaba previsto, las bolas pequeñas comenzaron a girar atraídas por
las grandes. Tras unos cálculos, Cavendish logró averiguar el valor de
la constante gravitacional a partir de sus masas y oscilaciones.
Éste fue el primer paso -tras el que vino la determinación de la
densidad media terráquea y la posterior determinación de la masa de la
Tierra-, el cálculo de la constante de gravitación universal G.
Un paso imprescindible en el mundo de la Astronomía. Con él ésta llegó a su mayoría de edad.
Resultó ser el conocido hoy día por todos: G = 6,67·10-11 N·m2·kg-2.
Un valor muy pequeño que nos habla de lo débil de esta interacción. Y
constante al no depender ni de los cuerpos, ni del medio que los separa.
El principio para esta ecuación es la Ley de Gravedad de Newton (F=GmM/r al cuadrado) y, usando los valores conocidos, es posible reordenar la ecuación para despejar "M" (la masa).
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